domingo, 7 de febrero de 2010

Perfil consecuente | Carta a Greenpeace

Hoy nos encontramos frente a una degradación ecológica y a una alteración del clima sin precedentes. Tales catástrofes no son fruto de la actividad humana en sí misma, sino causa directa de la combustión ininterrumpida de combustibles fósiles durante 200 años y una sobreproducción guiada por el beneficio privado. La economía, el motor de la sociedad, no está en manos de todos, sino en manos de una minoría que no dudan en contaminar, talar bosques, cementar las costas o matar por petróleo, si así consiguen beneficios económicos. Ese es el funcionamiento de la economía de mercado, del CAPITALISMO. Y reorientar la producción hacia escenarios más sostenibles y solidarios sólo puede pasar por el control democrático de la economía. En Copenhague quedó patente la incapacidad del sistema para resolver la mayor de sus contradicciones: capital/planeta. La crisis ecológica, climática, social, económica, alimentaria no son fruto de su mala gestión, sino consecuencias directas de su propio funcionamiento, de su propia naturaleza; el capital, y no la democracia lo gobierna. Las soluciones pues, pasan por el anticapitalismo, por la construcción de un orden socio-económico nuevo, por la democratización de la economía y de la producción. Por ello, creo que, como socio de Greenpeace, esta organización debe modificar su discurso y sus acciones. No basta con denunciar los atropellos en materia ecológica, climática o social, por ejemplo, si no se denuncia también al capitalismo como “gran creador” de todo tipo de crisis y su incapacidad sistémica para resolverlas. Hoy, más que nunca, Greenpeace debe adoptar un perfil consecuente, un perfil anticapitalista.